La comparación es con la construcción tradicional. La casa está ubicada en un barrio cerrado de la localidad bonaerense de San Vicente.

El estudio Leone – Loray es el autor de esta casa familiar de dos plantas construida con contenedores y ubicada en el GBA Sur. El objetivo fue resolver con la menor cantidad de recursos posibles una vivienda confortable que aprovechara las bondades del entorno natural.

Casa San Vicente

Programa. La casa fue pensada para una familia con niños pequeños.

Después de algunas evaluaciones, “el tiempo pasó a ser el motor de la idea; poder hacer una casa en una duración menor de obra”, reconocen los proyectistas y aclaran: “Sin duda la parte económica fue otro patrón que nos llevo a seguir a delante. Estudiamos que con un 35% menos de presupuesto se podía llevar a cabo un mismo proyecto con la misma calidad que el sistema tradicional”.

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Abierta. Los paneles de vidrio funcionan como conexión visual con el entorno.

El programa exigía tres dormitorios, dos baños completos, un toilette, living comedor, cocina y un espacio de galería con parrilla, cochera y lavadero. Para esto fueron necesarios siete contenedores más recortes, que luego se aprovecharon y fueron parte esencial del proyecto.

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Interiores. Cálidos y abiertos al paisaje.

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Planta baja. Aquí se ubicaron las áreas sociales.

La obra completa duró cinco meses, al final de la cual quedaron construidos 210 m2 cubiertos más 70m2 semi cubiertos. Únicamente se utilizó ladrillo para la parrilla y el lavadero.

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Materiales. Predominan el acero y el vidrio.

En la planta baja se despliega el sector social de la casa y un escritorio. Todos estos espacios se resolvieron con tres contenedores de 40 pies; dos apareados por completo y uno partido en dos mitades para albergar la cocina, por un lado; y el estudio, por el otro.

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Distribución. La planta alta se destinó a las áreas íntimas.

Una espina de circulación recorre la casa de punta a punta. Además en la planta baja se creó un espacio de cochera y quincho semi cubierto a partir de la ubicación de los contenedores de planta alta que “vuelan” sobre el nivel inferior.

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Superficie. La casa se desarrolla en 210 m2 cubiertos y 70 m2 semicubiertos.

Las chapas excedentes se reutilizaron para generar el espacio de acceso en doble altura, la circulación vertical y la vinculación espacial entre las dos alas que sectorizan la planta alta. Las puertas principal y secundaria también se resolvieron con retazos de chapas y fueron fabricadas para mimetizarse con el contenedor. De este modo se acentúa la escala, la vista y la inmensidad “que para muchos dentro de un contenedor es inimaginable”, aseguran sus autores.

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Planta alta. Uno de sus lados se destinó a los cuartos infantiles.

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Reutilizados. Los recortes de chapa funcionan como parasoles.

El sector privado de la vivienda se ubicó en la planta alta con cuatro contenedores. En dos de ellos, juntos, se resolvió la habitación principal, el baño y el vestidor. Los arquitectosexplican que trabajaron los módulos de manera de “crear un vacío que vuele sobre el acceso y genere un parasol que resguarde la privacidad y produzca la sombra que necesita un dormitorio”.

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Cálculo. El costo de construcción se redujo un 35%, según los arquitectos.

Los dos contenedores restantes se destinaron a los dormitorios de los niños, un baño compartido y un lugar de juegos.

En cuanto a la fachada, en la planta baja se puede ver la chapa de acero corten, mientras que la planta alta está revestida para lograr un contraste entre lo sólido y lo armónico.